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ENTRE LINEAS

Placer solitario

Placer solitario

 

Se masturbaba pensando en Él, imaginando su cuerpo desnudo, su pene erguido dispuesto a traspasar la frontera de su deseo y la resistencia de su espíritu. Olía su perfume que circulaba por el aire de la habitación que amortiguaba los gemidos de un placer que solo Ella conocía y Él compartía más allá de sus paredes.

 

Siempre que se entregaba al juego de sus manos para que le proporcionasen voluptuosas oleadas de placer, su mente viajaba a través de esa vía imaginaria del espacio hasta encontrarse  a su lado. Sabía que eran las manos de Él las que le acariciaban. Era su polla la que penetraba sus entrañas en lento vaivén, siguiendo el ritmo de sus voces entrecortadas  buscando desesperadamente aire. Y cuando parecía que la vida se escapaba en el ir y venir de sus cuerpos Él se la devolvía llenándola del líquido que regaba la tierra seca germinando en la explosión del orgasmo.

 

Él siempre la acompañaba en esos momentos de soledad, de una soledad que le proporcionaba su marido en el silencio de los sábados por la noche.  

 

5 comentarios

María José -

Gracias al poder de la mente, a la imaginación y a los sueños much@s sobreviven cuando no se atreven a hablar.
Besos humedos, MJ

Anónima -

Pues sí, que jodío eres!!

KALE -

Wooowww que exquisito modo de compensar la soledad, esa que se desea cuando la compañía ya no es satisfactoria. Mmuuuy bueno, jodío.

Anónimo -

Sensual y precioso texto. La imagen elocuente y bella.
Un beso

Violeta -

Mejor no coment. Demasiado real y frecuente.
Entregar a la imaginacion lo que no se consigue en la realidad.